Las
modas varían. Pero una moda en todo el mundo se mantiene constante sin ceder al cambio de los tiempos, el pixelfacing. Nació como una medida de protesta contra
la vigilancia de los gobiernos y a favor de la privacidad, pero pronto
se convirtió en moda urbana.
Dentro
de la moda del pixelfacing también hay tendencias, principalmente dos
que parecen no pasar nunca de moda, el pixelfacing duro, o hard (los
ejemplos anteriores) o el abstracto o abstract, que bebe de la corriente
pictórica abstracta de principios del siglo 20 (Hilma af Klint, Vasily
Kandinsky, o Arthur Dove).
Otra variante de esto son las pantallas faciales transparente que proyectan un boceto de rostro para dificultar el observar el verdadero rostro.
La
moda del pixel art ha llegado a la decoración de interiores, ropa,
vehículos... Y ha sido declarada ilegal por los gobiernos que menos
temen contrariar a sus ciudadanos más comprometidos con la privacidad.
Por otro lado, triunfa también la moda de la ropa que también funciona como plataforma publicitaria y
muestra anuncios al mundo, bien cobrando diminutas cantidades por ello, bien por gusto como expresión artística.