En 1946, Winston Churchill dio un discurso en la Universidad de Zúrich, considerado por varios autores como el primer paso hacia la integración durante la posguerra.
Aunque, generalmente se considera que el verdadero primer paso se dio el 9 de mayo de 1950, cinco años después de la capitulación del régimen nazi, cuando Schuman lanzó un llamamiento a Alemania Occidental y a los países europeos que lo deseasen para que sometieran bajo una única autoridad común el manejo de sus respectivas producciones de acero y carbón.
La propuesta de Robert Schuman fue acogida de forma entusiasta por el canciller de la República Federal de Alemania Konrad Adenauer. En la primavera de 1951, se firma en París el Tratado que institucionaliza la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), concretando la propuesta de Schuman. Alemania, Francia, Italia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo (conocidos como “Los seis”), logran un entendimiento que favorece el intercambio de las materias primas necesarias en la siderurgia, acelerando de esta forma la dinámica económica, con el fin de dotar a Europa de una capacidad de producción autónoma. Este tratado fundador buscaba aproximar vencedores y vencidos europeos al seno de una Europa que a medio plazo pudiese tomar su destino en sus manos, haciéndose independiente de entidades exteriores.
Este es el germen de lo que tras varios tratados acabaría siendo la UE; 1948 Bruselas, 1952 CED, 1957 Roma, 1965 CE y CUE, 1986 Acta Única Europea, 1992 Maastritch, 1999 Amsterdam, 2001 Niza, el Euro en 2002, 2004 el problemático Tratado de Roma, y 2007 su sucesor el Tratado de Lisboa.
La CEE/UE comenzó a expandirse por el continente europeo, fundamentalmente entre los países de la Europa occidental: Reino Unido, Irlanda y Dinamarca en 1973; Grecia en 1981; España y Portugal en 1986; Alemania oriental en 1990; y Austria, Finlandia y Suecia en 1995.
En 2004 tuvo lugar la mayor ampliación que se ha dado en la Unión Europea, con la entrada de 10 nuevos miembros de Europa oriental: Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Hungría, Eslovaquia, Eslovenia, Malta y Chipre.
En 2004 tuvo lugar la mayor ampliación que se ha dado en la Unión Europea, con la entrada de 10 nuevos miembros de Europa oriental: Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Hungría, Eslovaquia, Eslovenia, Malta y Chipre.
Más tarde ese año, se firmó en Roma el tratado constitucional. La ratificación del tratado fue iniciada por la aprobación del Parlamento, pero algunos estados convocaron referendos en 2005, ganando el no, y paralizando el Tratado de Roma (Tratado constitutivo de la Comunidad Europea).
Seguidamente, se incorporaron Rumania y Bulgaria en la ampliación de la Unión Europea de 2007.
En 2020 (31 de Enero) Reino Unido abandonó la Unión poco antes de declararse la pandemia del COVID-19.
En medio de la tensión diplomática de 2022 entre Rusia y la UE y la intensificación de la rivalidad entre China y Estados Unidos, la UE comenzó a debatir la noción de autonomía estratégica, que exigía defender su soberanía y promover sus intereses de manera independiente.
Esta búsqueda de autonomía no quedó más que en discursos vacíos en una clase política corrupta hasta 2053 cuando la UE firmó el TTIP con USA para la indignación de la población Europea general.
Algunos economistas citan al TTIP como el responsable del auge final de las corporaciones sobre los estados.
El tratado no permite a los gobiernos aprobar leyes para la regulación de sectores económicos estratégicos como la banca, los seguros, servicios postales o telecomunicaciones. Ante cualquier expropiación, sentencia judicial o proyecto de ley o no de ley las empresas podrían demandar a los Estados exigiendo la compensación equivalente a la disminución de beneficios potenciales más compensaciones e intereses.
Estos litigios no son desde entonces establecidos de acuerdo a las jurisdicciones nacionales, sino a través de estructuras privadas de arbitraje denominadas "tribunales de resolución de conflictos".
Esto marcó un punto de inflexión en la imagen ciudadana de la política Europea, trayendo en 2073 la Refundación de Viena; una reforma que buscaba limpiar la imagen de la clase política, expulsando a los países más pobres para contentar a los ciudadanos de los países fuertes que reivindicaban su primacía.
También trajo en la misma línea el abandono de muchos de estos países de la OTAN, que acabó desapareciendo en 2076.
De esta manera la UE quedó conformada por Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Francia, Hungría, Irlanda, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Noruega (nuevo miembro), Países Bajos, Polonia, República Checa, Suecia, y Suiza (nuevo miembro).
De esta manera la UE quedó conformada por Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Francia, Hungría, Irlanda, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Noruega (nuevo miembro), Países Bajos, Polonia, República Checa, Suecia, y Suiza (nuevo miembro).
La Refundación de Viena creó también la Fuerza Europea de Defensa, el ejército Europeo para actuar conjuntamente a los ejércitos estatales.
Rusia presionó para ser aceptada como nuevo miembro, pero los intereses de otros estados con Alemania a la cabeza pusieron trabas para garantizarse seguir siendo la fuerza de la UE sin un nuevo hermano mayor en la Unión.
Cómo respuesta a su expulsión, los países mediterráneos firmaron en 2075 el Acuerdo Meditarreneo, un acuerdo de comercio que busca fomentar el comercio entre ellos, y dar la impresión de que no son un grupo de economías menores que han sido dejadas de lado por los grandes.