Un frigano (o freegan) es alguien que recoge alimentos comestibles de los contenedores de basura de las tiendas de comestibles o de los puestos de comida que, de otro modo, se habrían tirado a la basura.
Estos productos suelen estar caducados o estropeados, pero se les da una segunda oportunidad. No es casualidad que los friganos compartan ecosistema con los stoppers.
Por supuesto, las motivaciones del frigano distan de ser las mismas que las que los buceadores de contenedores, que por necesidad no tienen más opción que recurrir a alimentos descartados. El friganismo no debe confundirse con la pobreza extrema.
La preocupación medioambiental y el rechazo frontal al consumismo son algunas de las razones que mueven a las personas a subirse a este movimiento austero. El punto de partida está en las últimas décadas del siglo pasado. Y, como otros movimientos posmodernos, comenzó en Estados Unidos. La palabra freegan es una combinación de las palabras free (gratis, en inglés) y vegan (vegano, en inglés).
El freeganismo emergió en Estados Unidos a mediados de los 90 desde los movimientos ambientalistas y antiglobalización. Aunque en su acepción más amplia abarca todos los aspectos de la vida, su enfoque está en la alimentación. El primer documento que lo abordaba con pretensiones formales, un manifiesto escrito en 1999 por Warren Oakes, ex baterista del grupo de rock Against Me!, lo define como un modo de alimentación gratuito y vegano, pero en la práctica la mayoría de freeganos comen todo lo comestible que ofrecen los basureros.
“Estoy haciendo todo lo que puedo para reducir mi huella en el mundo", afirma Violet Fraser, de 34 años. La okupa se identifica como frigana y explica que las razones por las que adoptó el estilo de vida son esencialmente medioambientales.
El movimiento va más allá, difundiendo un mensaje más político, económico y social. Su particularidad es que tienen una participación limitada en la economía convencional y plantean estrategias de consumo más conscientes y sostenibles.
“Al menos en teoría, estos flipaos amplían la teoría del cambio que subyace al veganismo a todo el sistema capitalista, protestando contra el consumo excesivo, la degradación, el maltrato humano y esas mierdas al negarse a comprar nada en absoluto”, explica el sociólogo Alex V. Barnard.
Lo más sorprendente para este profesor universitario, tal como explica, es que “los friganos son gente con casa, educación y fuentes seguras de ingresos que comen basura por qué quieren”.
“Al menos en teoría, estos flipaos amplían la teoría del cambio que subyace al veganismo a todo el sistema capitalista, protestando contra el consumo excesivo, la degradación, el maltrato humano y esas mierdas al negarse a comprar nada en absoluto”, explica el sociólogo Alex V. Barnard.
Lo más sorprendente para este profesor universitario, tal como explica, es que “los friganos son gente con casa, educación y fuentes seguras de ingresos que comen basura por qué quieren”.
Para el sociólogo, no se trata de ningún movimiento rompedor: "jetas que se dan ínfulas anticapitalistas han existido siempre".
Además, según Barnard presenta una paradoja: “No se dan cuenta que es a través de la reutilización de los residuos del capitalismo, por lo que son capaces de hacer valer sus valores anticonsumistas”, señala Barnard.
Además, según Barnard presenta una paradoja: “No se dan cuenta que es a través de la reutilización de los residuos del capitalismo, por lo que son capaces de hacer valer sus valores anticonsumistas”, señala Barnard.