El océano Pacífico es el lugar donde se encuentra la isla de la basura con mayores dimensiones del planeta. 
Los
 océanos de la Tierra tienen cinco giros primarios, vórtices donde 
confluyen múltiples corrientes. En el mayor de ellos se encuentra la 
gran mancha de basura del Pacífico, donde las aguas arremolinadas han 
concentrado enormes cantidades de residuos.
Su tamaño se debate entre 800.000 km² y 20.000.000 km² según el criterio sobre su densidad que se adopte para considerarla. 
Generalmente se acepta el consenso de que la gigantesca isla de basura se extiende más de 2 millones de Km², esto es, tres veces el tamaño de Francia. 
A pesar de su tamaño y densidad, la isla de basura oceánica es difícil de ver incluso mediante fotografías satelitales. Tampoco es posible localizarla con radares.
No
 obstante, la isla de basura del océano Pacífico no es la única isla de 
basura que existe, aunque sí fue la primera descubierta. 
Situada
 en el Pacífico Norte (entre California y Hawaii), esta gran mancha de 
basura plástica fue descubierta en 1997 por el oceanógrafo 
estadounidense Charles Moore.
En años sucesivos se descubrieron otras islas de basura: la del Atlántico Norte (2009), el Índico (2010), el Pacífico Sur (2011), y el Atlántico Sur (2017).
Se
 han descubierto comunidades de criaturas costeras, incluidos diminutos 
cangrejos y anémonas, que sobreviven a miles de kilómetros de su hogar 
original sobre los desechos plásticos de la gran mancha de basura del 
Pacífico, la contaminación por plásticos en el océano permite la 
creación de nuevos ecosistemas flotantes de especies que normalmente no 
son capaces de sobrevivir en mar abierto.
A diferencia de la materia orgánica, que se descompone y se hunde en cuestión de meses o, como mucho, de unos pocos años, los residuos plásticos pueden flotar en los océanos durante mucho más tiempo, dando a las criaturas la oportunidad de sobrevivir y reproducirse en mar abierto durante años.
A diferencia de la materia orgánica, que se descompone y se hunde en cuestión de meses o, como mucho, de unos pocos años, los residuos plásticos pueden flotar en los océanos durante mucho más tiempo, dando a las criaturas la oportunidad de sobrevivir y reproducirse en mar abierto durante años.
 La vida encontrada en la mancha es en su mayoría neuston, u organismos 
acuáticos que viven en la superficie. Muchos son de color azul por 
encima y blanco por debajo, un sombreado que probablemente les sirve de 
camuflaje frente a los depredadores de arriba y abajo. 
Algunos
 ejemplos son medusas carabela portuguesa, gelatinas botón azul –con 
forma de flor–, caracoles violeta –que evitan ahogarse haciendo una 
balsa salvavidas de baba de caracol–, o dragones de mar azules, –una 
babosa depredadora de las medusas carabela portuguesa que roba las 
células urticantes de la carabela portuguesa y cubre su cuerpo con ellas
 como armadura–. 
Consideradas una broma más que un problema ecológico, las islas de plástico son un destino turístico. Los turistas vuelan hasta la cercana isla artificial de PlasticCity, y desde allí zarpan en barco hasta la isla de plástico, para tomarse fotos, habiendo recorridos que se adentran incluso varios días por los plásticos disfrutando de la extensión de los plásticos. 

