Kistch: «Estilo sobre sustancia«
Lo primero que nos viene a la mente cuando pensamos en algo futurista urbano es este estilo: Ropa de colores brillantes, maquillaje extremo, implantes cibernéticos llamativos y cortes de pelo atrevidos.
Entropismo: «Necesidad sobre estilo«
Si tomamos el kistch como eje central de la sociedad ciberpunk, un escalón más abajo encontramos el entropismo: un estilo más funcional que estético que define a los que tienen menos recursos y usan la tecnología para poder subsistir como buenamente pueden (o incluso llegan a oponerse a ella).
Es un estilo que suele tener referentes en obras que aparecieron entre los 70 y 80, cuando los aparatos electrónicos aún eran algo toscos, poco ergonómicos y había que hacer verdaderas chapuzas para arreglarlos. De ahí que también quede en constancia en sagas de películas como Regreso Al Futuro o Star Wars: El DeLorean era un artilugio milagroso capaz de viajar en el tiempo pero no dejaba de ser un trasto, con cables por fuera pegados con adhesivo barato, que un viejo había creado en un garaje, y por lo mismo podemos meter dentro a la Alianza Rebelde y al Halcón Milenario con tripulación incluida (Curiosamente en ambas sagas se le da una sarta de tortazos al vehículo en cuestión para que vuelva a funcionar). Películas con esta estética son también Desafío Total (1990), o Ready Player One.
No hay hay que confundir este estilo con la ciencia-ficción post-apocalíptica aunque pueda parecer cercano.
Neomilitarismo: «Sustancia sobre estilo«
Las historias cyberpunk suelen ser sobretodo de luchas de poder: Las clases altas de las corporaciones, que con el paso de los años han llegado a tener mucha más fuerza que la de los gobiernos, forman sus propias filas armadas con el fin de ampliar su dominio.
Los personajes de este estilo conforman dos clases sociales dentro del mismo: La clase baja, compuesta básicamente por soldados, policías y otros miembros encargados de establecer seguridad aunque son considerados como carne de cañón. Estos visten con ropas y armamento militar la gran mayoría del tiempo porque viven por y para la autoridad a la que pertenecen. Los implantes y otras modificaciones corporales (incluyendo la clonación completa y a veces de forma masiva) son exclusivamente para ser más eficientes en sus respectivas tareas y muchos de ellos atienden por un número en lugar de un nombre propio, aparte de tener la mayoría de las veces un casco o máscara que los deshumaniza aún más.
Por otro lado tenemos a una clase media-alta formada por una elite de agentes especiales y jefes de corporaciones. Ellos son las caras públicas y manos ejecutoras de las operaciones aunque no se manchen las manos. Su estilo es de una elegancia simple pero dejando entrever que también es letal.
Podemos encontrar puntos del neomilitarismo en muchas de las obras de ciencia-ficción donde haya personajes que ostenten un gran poder, por esa razón suelen ser los antagonistas de las historias (Elisyum, Blade Runner 2049, Equilibrium).
Neokistch: «Estilo y sustancia«
El estilo de las clases más altas: Despilfarro, famoseo y ostentación al máximo nivel. Si tienes dinero y poder puedes permitirte ser más brillante que una supernova.
Gran parte de esta clase social son CEOs de corporaciones que se han aburrido de los trajes y la reuniones de trabajo o celebridades con mucho dinero y demasiado tiempo libre. Para ellos todo aquel que esté por debajo de su estatus social no existe, es mera mercancía o merece un total desprecio (aunque de cara al público todo siempre sean sonrisas). Las clases inferiores a veces sufren de ser los títeres de sus entretenimientos, muchas veces crueles.
En las diferentes obras (El quinto elemento, Los juegos del hambre; en llamas) podemos encontrar todo tipo de personalidades que concuerdan con este estilo: algunas más malvadas y otras más benévolas pero la mayoría no son muy conscientes de lo dura que es la vida unos cuantos escalones más abajo.
Fuente: El turista cósmico