Desde
siempre, empresas e incluso gobiernos (los mismos que debieran ser la
representación de la voluntad ciudadana) han expropiado las posesiones
de quienes no han sido capaces de cumplir con los pagos que legalmente
aceptaron. Aunque sea por necesidad.
Desde siempre, la policía ha estado al servicio de las corporaciones y los gobiernos para amedrentar con el uso de la fuerza, como para realmente usarla contra los ciudadanos.
Y desde que los implantes se fueron normalizando, los cobradores de morosos descubrieron que recuperar algunos implantes, incluso vendiendoles como usados, podría ser una forma válida de cobrarse parte de las deudas. Cuando esta práctica se fue volviendo mas normal poco a poco, surgió la figura de los repomen; una suerte de cazarecompensas especializados con conocimientos de cirugía, capaces no solo de capturar o matar a un moroso fugitivo, si no también de poder extirparle implantes con garantías médicas (solo los sistemas legales mas liberales aprobarían la estracción de un implante necesario para la vida del moroso).
Hay varias formas de acabar como presa de un repoman; no poder pagar el propio implante comprado a plazos es la mas habitual, seguida de alguna clausula firmada que autoriza a confiscar todas las posesiones del moroso incluyendo los implantes. O la mas infrecuente, acumular una cantidad de deudas que se apruebe legalmente la toma del implante como pago.
También existen repoman indignos de ese nombre, que operan ilegalmente trabajando como agentes libres o para mafias contra sus morosos al margen de la ley, o directamente contra cualquiera para abastecerse de implantes u organos de segunda mano para el mercado negro.
Los repomen legales deben tener al día sus licencias, que son tanto licencias de cazarecompensas, como exámenes de derecho, y que garantizan las habilidades de cirujía mediante exámenes en quirófano. Naturalmente, los repoman ilegales no tienen nada de esto y a menudo se limitan a matar a su presa para sacarle un implante u órgano con la habilidad quirúrgica justa. Obviamente la gran mayoría de repomen cuentan con licencia de armas.
Desde siempre, la policía ha estado al servicio de las corporaciones y los gobiernos para amedrentar con el uso de la fuerza, como para realmente usarla contra los ciudadanos.
Y desde que los implantes se fueron normalizando, los cobradores de morosos descubrieron que recuperar algunos implantes, incluso vendiendoles como usados, podría ser una forma válida de cobrarse parte de las deudas. Cuando esta práctica se fue volviendo mas normal poco a poco, surgió la figura de los repomen; una suerte de cazarecompensas especializados con conocimientos de cirugía, capaces no solo de capturar o matar a un moroso fugitivo, si no también de poder extirparle implantes con garantías médicas (solo los sistemas legales mas liberales aprobarían la estracción de un implante necesario para la vida del moroso).
Hay varias formas de acabar como presa de un repoman; no poder pagar el propio implante comprado a plazos es la mas habitual, seguida de alguna clausula firmada que autoriza a confiscar todas las posesiones del moroso incluyendo los implantes. O la mas infrecuente, acumular una cantidad de deudas que se apruebe legalmente la toma del implante como pago.
También existen repoman indignos de ese nombre, que operan ilegalmente trabajando como agentes libres o para mafias contra sus morosos al margen de la ley, o directamente contra cualquiera para abastecerse de implantes u organos de segunda mano para el mercado negro.
Los repomen legales deben tener al día sus licencias, que son tanto licencias de cazarecompensas, como exámenes de derecho, y que garantizan las habilidades de cirujía mediante exámenes en quirófano. Naturalmente, los repoman ilegales no tienen nada de esto y a menudo se limitan a matar a su presa para sacarle un implante u órgano con la habilidad quirúrgica justa. Obviamente la gran mayoría de repomen cuentan con licencia de armas.