Es bien sabido que una guerra puede tener algunas ventajas económicas, como:
Aumento del gasto público:
Durante una guerra, el gobierno tiende a gastar grandes cantidades de
dinero en armamento, equipo militar y otros suministros necesarios. Este
gasto puede estimular la economía local, creando empleo y aumentando el
poder adquisitivo.
Aceleración del crecimiento económico:
La producción de bienes y servicios relacionados con la guerra puede
contribuir al crecimiento económico. Por ejemplo, las empresas que
fabrican armas pueden experimentar un aumento de la demanda y, por lo
tanto, aumentar su producción, lo que puede impulsar la economía en
general.
Estímulo para la innovación:
Las guerras suelen requerir tecnologías avanzadas y nuevas formas de
abordar los problemas. Como resultado, las innovaciones que surgen
durante una guerra pueden ser beneficiosas para la economía a largo
plazo, ya que a menudo se transfieren a otros sectores.
Además, para un hombre de negocios decidido, aparecen otras ventajas menos obvias;
Costes financieros y deuda pública:
Como se mencionó anteriormente, el gasto público durante una guerra
puede impulsar la economía, pero a menudo tiene un costo elevado que
puede aumentar la deuda pública. En algunos casos, el costo de financiar
una guerra puede dejar a un país receptivo ante préstamos que
arrojen a largo plazo beneficio, o privatización de los bienes del
estado en caso de impago.
Escasez de recursos:
La guerra puede desviar recursos valiosos de la economía, como la mano
de obra, el capital y la tecnología, hacia la producción de armamento y
suministros militares, lo que puede generar una escasez de estos
recursos en otros sectores. Esto puede representar la oportunidad de aumentar márgenes de beneficio al existir precios elevados.
El
problema de una economía de guerra viene dado como cualquiera puede ver
por lo impredecible de las reacciones que genera y la destrucción de
mercados una vez crece más allá de un punto.
Si
la guerra pudiese acotarse a unas normas que cumplir -que realmente
cumplir- con unas capacidades de contraataque previamente negociadas, y
garantizando que no habrá más destrucción que la autorizada, la guerra
-este modelo de guerra sostenible- aparece como un impulsor único de los
beneficios que, como el viejo descubrimiento del barbecho a finales de
la Edad Media, permitiría ir movimiento los conflictos sostenibles de un
lugar a otro, dejando reposar unas regiones cuando sea necesario y
llevando otras a la guerra según las oportunidades de los mercados.
La
forma de hacer una guerra sostenible es diseñarla de mutuo acuerdo
entre las partes para restringirla a conflictos limitados que no
impliquen una destrucción masiva o una pérdida de vidas humanas a gran
escala.
Esto
podría lograrse mediante la utilización de tecnologías avanzadas y
estrategias militares sofisticadas que minimicen el impacto negativo de
la guerra, y los beneficios de una guerra así resultan evidentes.
En primer lugar, la producción de armamento
podría ser una fuente importante de empleo y generación de riqueza
durante una guerra diseñada para promover la economía, con un efecto
positivo en la economía de un país.
Las empresas que producen armamento y suministros militares podrían tener un papel clave en la economía de un país en guerra.
Además,
en el contexto de una guerra sostenible, la producción de armamento
podría ser limitada y controlada para minimizar los daños humanos y
económicos.
En segundo lugar, la reconstrucción después del conflicto armado podría ser una oportunidad para generar empleo y estimular la economía de un país.
La
inversión necesaria para la reconstrucción podría ser utilizada para
modernizar la infraestructura y mejorar las condiciones económicas y
sociales del país.
En tercer lugar, la guerra sostenible podría estimular el desarrollo de tecnologías limpias, ya que la producción de armamento podría estar limitada a tecnologías que minimicen su impacto ambiental.
La
inversión necesaria para desarrollar estas tecnologías podría tener un
efecto positivo en la economía a largo plazo y en el medio ambiente.
— El caso de Alaska, Narayan Pavlik, 2094