miércoles, 9 de octubre de 2024

Incendio del templo de Praios

Cairon regresa a Warunk dos semanas después de haberse marchado. Cuando regresa a casa de su padre, la encuentra algo más arreglada, y Calanor le cuenta que ha sido visitado por una mujer de nombre Cassio —bebé de Azaril que dice fue arrancada del vientre de Laia, y por tanto es hermanastra de Cairon— que había llegado a Warunk buscando a Cairon y Calandra.

El objetivo de Cassio era obtener su ayuda para invocar al propio Zulgaroth, con la intención de que anulase el impulso oscuro de los 7 despertados a matarse entre sí.
 
El plan de Azaril, según Cassio, siempre fue crear a los 7 despertados para que, matándose entre sí, el vencedor acumularse el don oscuro de los 7 en sí, y se convirtiese en el Primer Paladín, esclavizado a Azaril. 
Cassio decía necesitar su ayuda para realizar un ritual impío en suelo sagrado —el templo de Praios— con ciertos componentes.
 
Pasados dos días, Cairon no logra encontrar en Warunk a Cassio. Visita a Feodor Brigante en la prisión para aprender sobre invocaciones demoníacas.  
 
Al tercer día prueba en la montaña Moloch y encuentra a Cassio. Le confirma su plan y le indica lo necesario para el ritual. Cassio es una necromante que aspira a convertirse en muerta viviente para lograr la existencia eterna, pero tampoco confía en que eso evite que otros despertados la deseen matar, y busca la forma de detener esa compulsión.
 
 
Al sexto día Cairon le entrega los componentes necesarios. Cassio le indica que cuando esté lista enviará elementales de fuego a incendiar el templo de Praios para desalojarlo y disponer de él. 
 
Al octavo día, Cairon vuelve a casa de su padre para descubrir una nota que revela que un componente de la invocación es que un familiar del conjurador se sacrifique voluntariamente, por lo que Cassio ha pactado con Calanor que él sea sacrificado en el pentáculo. Cairon acude a la montaña Moloch pero Cassio se ha marchado. 
 
Esa misma noche, se desata un incendio en el templo de Praios. Cairon acude al aviso encontrando a los primeros Rondrianos mantenidos fuera por perros demoniacos de fuego, pero dejan entrar a Cairon.
Dentro del templo, el ritual está preparado y su padre está dispuesto a ser sacrificado para expiar sus culpas


Azaril —que había regresado discretamente a por Calanor para realizar la invocación— llega acompañada de una cohorte de demonios que surjen de las sombras y atacan tanto a los Rondrianos como a los perros demoniacos de fuego de fuera del templo. 
Los Rondrianos acuden a la batalla campal del templo, pero los recién llegados guardan la puerta para que Azaril cumpla sus asuntos dentro.
Mientras Cairon duda si liberar a su padre, entra al templo Azaril mientras la lucha se desarrolla fuera.
 
 
La intención de Cairon es luchar contra ellos contando con que Cassio es su aliada, pero ella es partidaria de rendirse dejando que Azaril se lleve a Calanor, y acaba luchando contra Cairon mientras Azaril se lleva prisionero a su padre dejando guardias para proteger su retirada —y tomar prisionero al vencedor—.
 
En medio de la lucha, Cassio es herida mortalmente y entonces ataca a los guardias. Cairon y ella los matan y Cassio con la última de sus fuerzas, revela que su plan era que Cairon tuviese la misma lógica de dejarse sacrificar si ella lo derrotaba. Cassio anima a Cairon a sacrificarla explicándole todas sus torturas y asesinatos, y le anima a que piense en su futuro con Calandra, ya que sin detener el influjo del don oscuro, Calandra necesitará matarlo algún día aunque él posea el medallón de Ghamat.


Fuera, la lucha continúa. Cairon sacrifica a Cassio, obtiene su don, e invoca a Zhulgaroth obligándole a servirle a través de su nombre verdadero. Zhulgaroth le recuerda de hace 23 años cuando tocó su alma en el vientre de Laia.
Zhulgaroth habla a Cairon de los siete sellos que deben romperse para poner fin a la compulsión de matar. Estos están en el  monasterio de la Hoz Negra. 

Los Rondrianos rompen el cerco e irrumpen en el templo. Cairon pide ayuda para huir y Zulgaroth lo transforma en lechuza para poder huir.