martes, 8 de octubre de 2024

Cairon en Farnfeld

 
Cairon y Calanor quedan encerrados en los calabozos. Allí Cairon escucha de su padre la historia de su origen y el de Calandra; Calanor fue antaño un miembro de la iglesia de Borbarad, fiel servidor de la elfa Azaril, Alta Profetisa de la iglesia. Los años que pasaron huyendo de un lado a otro de las tierras sombrías no fue si no por que los Borbaradianos estaban tras ellos tres.
 
Azaril realizó un poderoso ritual en 1011 CB con 7 mujeres embarazadas con las que invocaba al demonio Zulgaroth para que diese poder a los bebes no natos, que después  eran arrancados uno a uno del vientre de sus madres y presentados a Zulgaroth. 
Así fueron extraídos de sus madres 3 niñas y 2 niños. Calanor presenció el ritual  y  dudó de la Iglesia. 


En el momento en que se abría en canal a la sexta mujer y se la arrancaba otro niño de su vientre, con los Borbaradianos exhaustos tras horas de ritual, aprovechó un momento de descuido y secuestró a una bebé a punta de daga —pues si un bebé moría el ritual entero  fallaría—, obligándoles a liberar a la séptima mujer ya imbuida, Felucia. El propio Calanor había violado hasta embarazar a Felucia y otra de las mujeres —Laia— a petición de Azaril.

Huyendo, Felucia da a luz en las montañas de la Hoz Negra, en el Muro de la muerte, y muere en el parto, quedándose el hombre con los bebés, a los que llamó Cairon (su hijo) y Calandra y crió como hermanos diciendo ser su padre y educándoles por lo que había escuchado para que su sangre no se tocase.

Cairon y Calanor quedan encerrados veintisiete días, pero Cairon logra provocar a un joven Rondriano de guardia para que entre a la celda a darle una paliza y entonces lo reduce y encierra, logrando escapar de prisión.
Arriba en el templo se encuentra y lucha con Falk, logrando matarle. En sus últimos momentos, Falk —otro de los bebés de Azaril— le dice a Cairon que el destino de los 7 es matarse entre sí, pero que no permita que el último sea Ghamat y se apresure a matarlo.


El don de Falk pasa entonces a Cairon al morir haciéndole más fuerte.

Con el camino despejado, vuelve para liberar a su padre y salen a Warunk, a buscar al Metropolitano Jaakon. Calanor le avisa a Cairon de que tenga cuidado con como cuente las cosas en previsión de un interrogatorio de la Inquisición de Praios.

Mantienen en secreto sus orígenes pero sí revelan el plan de Azaril para secuestrar a Calandra "que marchó obligada a cambio de sus vidas". Se había escuchado que ellos dos habían conspirado para secuestrar a Calandra e interrumpir la boda, pero esto cambia el relato.

Un bendito de Praios es llamado para ver la verdad de todo esto, que con la liturgia de la verdad interroga a Cairon, quien logra relatar la historia sin mentir pero sin revelar sus orígenes. 
Sinembargo cuando el bendito les bendice y despide, la bendición noquea a Cairon y es solo gracias a Calanor que logra convencerles de que "el exceso de cercanía con los demonios ha debido mancharle, y que la bendición lo habrá limpiado como un cuchillo al rojo limpia una herida infecta". No obstante el bendito queda sospechando cuando los Rondrianos se llevan a Cairon a la ruinosa casa de Calanor.
 
El nigromante capturado por Falk ya fue colgado de la horca durante su encierro. 

 
Los próximos días, Cairon busca sin éxito testigos de la marcha de Azaril y Calandra, información sobre Ghamat —Un sanador que el año pasado con la llegada de la plaga se llevó a los primeros enfermos a Farnfeld, en Pantanogarra—.
Antes de partir hacia Farnfeld, regresa al monte Moloch a explorar las mazmorras, llegando hasta la pirámide dorada de Rhazzazor —derrotado en Gareth en 1028 CB— y el Consejo de Borbarad, con el que habla y del que aprende acerca de la Iglesia de Borbarad.

Encuentra un templo abandonado de la Iglesia de Borbarad y algunos textos ilegibles que se lleva para estudiar, pero con los que descubre una gran afinidad y de alguna manera es capaz de entender, aprendiendo al vuelo a usar magia demoniaca  de manera innata. 


Con sus nuevos talentos mágicos, Cairon viaja a Farnfeld mientras sigue estudiando en los altos en el camino esos textos.
 
En el lúgubre Farnfeld, un poblado que es más leprosería que aldea en pleno Pantanogarra —antigua ciudad de la antigua Alhania por donde ahora vagan no-muertos—, averigua que Azaril y Calandra pasaron por allí y hablaron con Ghamat. 
 
Conoce a Genla, una bendita de Peraine que intenta sanar las almas del poblado y recela de Ghamat, una líder de la comunidad a quien ayudará unos días.
También descubre que en lugar de curar la plaga como había prometido Ghamat, ha instaurado el ritual de la fuente de la vida, en el cual enfermos elegidos viajan al pantano a una antigua construccion Alhania desde la que se suicidan lanzándose a un pozo para poner fin al dolor y encontrar el paraiso. 


Cairon ayuda a Genla a resantificar el santuario del pantano, pero allí Genla siente su don oscuro y lo destierra a una zona peligrosa del pantano plagada de no-muertos, como forma de probar si los 12 están con él.


En esta zona, Cairon descubre que los cuerpos que saltan al vacío en la fuente de la vida, caen en un túnel y salen convertidos en no-muertos en unas ruinas de la antigua Alhania para buscar para Ghamat un artefacto que promete una cura para la plaga, pero no para aquellos que ya son no-muertos.
 
Cairon explora las excavaciones, llenas de no-muertos y conoce a Latika, mano derecha de Ghamat, una ghoul que mantiene su espíritu dentro de su cuerpo muerto y organiza la excavación para Ghamat mientras aspira a liberarse de él. 
Latika murió virgen, es ambiciosa y desea sentir un hombre, ofreciendo a Cairon —que acepta— darle paso libre por las excavaciones a cambio de hacerla suya.
 
 
Como la próxima fuente de la vida va a suceder dentro de unos días, Cairon se instala entre los no-muertos cazando del pantano hasta el amanecer del ritual y acude al pozo a buscar a Ghamat. Lo encuentra, y este le desafía a seguirlo, saltando por el pozo. Cairon se lanza a perseguirlo y conjura un hechizo para aparecer abajo en la fosa sin matarse en la caída.
 
 
Ghamat no está interesado en enfrentarse con Cairon y le aconseja no buscar a Calandra para evitar que sus dones acaben haciendo que se maten mutuamente.
 
En general, Ghamat ha dedicado su vida a evitar el conflicto con los 7 bebés para garantizar su propia supervivencia, y ha encantado un talismán que le protege contra en influjo del don. Se lo ofrece a Cairon para que se marche en paz mientras el construye otro. 
Fueron sus investigaciones descontroladas las que llevaron la plaga a Warunk el año pasado (1033 CB) y por ello se marchó con los primeros enfermos intentando aislarla en Farnfeld. Es también por esto que Falk no deseaba que fuese el último de los 7, alejado de las influencias oscuras.


Como se niega a decirle a donde fueron ya que es la única garantía de que no lo mate, Cairon intenta reducirlo para torturarle, pero Ghamat se transforma en una mole horrenda, y finalmente Cairon lucha a matar  empujado por los impulsos demoniacos hasta que vence, absorve el don demoníaco de Ghamat, y se queda con su talismán.

Deja a los no-muertos al mando de Latika en la excavacion y vuelve a Farnfeld con el talismán de Ghamat como prueba de haberlo matado, recibiendo el perdón de Genla, y vuelve a Warunk tras comprobar que no tiene más pistas que seguir.