martes, 6 de diciembre de 2022

Las estrellas de Dere


La Estrella del Norte, que también es llamada Estrella de Los, es el único cuerpo celeste que nunca se mueve. Algunos creen que es el ancla del mundo o la representación del Misterio de Kha, que mantiene unido el mundo en su centro. Muchos aventurianos están convencidos de que la Estrella del Norte es un gigantesco diamante en la bóveda celeste y más de una expedición se ha perdido intentando encontrarlo en el Norte Remoto.

El sol, la luna y la Estrella del Norte son las únicas constantes para todos los pueblos y razas de Dere, y son los cuerpos celestes más importantes en el credo de los Doce Dioses.

Después de ellos viene el Círculo de Doce, doce constelaciones que consisten en más de un centenar de estrellas en total, cada una de las cuales se corresponde con la obra de un dios.
Muchas de estas estrellas llevan los nombres de alveranios famosos como Schelachar (el Grifo), Bishdariel (el Cuervo) o Gorfang (el Oso Polar) y cada una posee una conexión mitológica con su dios correspondiente.
Las constelaciones del Círculo de Doce se mueven lentamente por el firmamento y la constelación de una deidad asciende durante cada luna. La disposición de los meses, en la fe de los Doce Dioses, está por tanto directamente relacionada con el cielo estrellado.

La brillante y ambarina constelación del Grifo, que conduce a un nuevo año cuando está en su punto más alto, está dedicada al dios solar Praios. La acerada Espada cubierta de joyas es sagrada para Rondra. Espantosamente, la estrella que representaba la punta de la Espada desapareció durante la Caída de la Estrella. Conocida como la Piedra Sar (su nombre se derivaba del idioma de los lagartos: sar es la palabra en rssahh para alma), su desaparición se considera un mal presagio.

La constelación de Efferd, el Delfín, brilla en un azul verdoso.

El Ganso, que pertenece a Travia, es fácil de encontrar y brilla con tonos de naranja y azul.

El Cuervo, que representa a Boron, el dios de la muerte, brilla con un rojo siniestro y resplandece débilmente.

La Serpiente, el símbolo de Hesinde, ha sufrido un gran cambio desde que empezó la Caída de la Estrella. Otrora tenía una distintiva forma en zigzag, pero ahora las estrellas, que titilan en los colores de los elementos, se han dispuesto en forma de círculo.

El Oso Polar, símbolo de Firun, reluce en blanco azulado y domina el invierno inmisericorde.

La constelación de Tsa, el Lagarto, chispea con todos los colores del arcoíris y contiene la segunda estrella más brillante del cielo de Aventuria, que los elfos llamaron Saialana (traducido del isdira como «hogar del compañero»).

El Zorro turquesa, el símbolo del astuto Phex, es sorprendentemente fácil de encontrar.

El cálido resplandor dorado-verdoso de la constelación de la Cigüeña anuncia el comienzo de la primavera y es sagrado para Peraine.

El Martillo y Yunque de Ingerimm centellea con luz roja.

Finalmente, las quince estrellas de la Yegua roja y violeta, la señal de Rahja, la convierten en la constelación más grande del cielo.

No contada entre el Círculo de Doce, pero vinculada inseparablemente a él está la impía Brecha sin Estrellas del Innombrable entre la Yegua y el Grifo, el vacío que acompaña a los Días Sin Nombre entre cada año. Se cree que la Brecha sin Estrellas es la grieta que el Dios Sin Nombre provocó en el Muro de Estrellas y dentro de la cual ahora el propio Innombrable yace encadenado en la oscuridad.

Las estrellas del Séquito de los Doce, que brillan mucho menos que las de los Doce Dioses, son, sin embargo, consideradas parte del Círculo de Doce. Se mueven en sincronía en el fondo del Círculo de Doce, donde algunos se las atribuyen al Círculo erróneamente o simplemente ni siquiera las ven.

Las ocho estrellas errantes son cuerpos celestes especialmente brillantes que parecen seguir sus propios caminos en el firmamento. Son particularmente interesantes para los astrónomos y la mayoría llevan los nombres de semidioses importantes.
Fuera de los reinos que adoran a los Doce Dioses, son conocidas por muchos nombres diferentes.

Horas, la estrella errante más brillante, brilla en blanco puro y es el símbolo de la alegría y la armonía. Ucuri brilla con luz blanca y dorada: los gobernantes y los campeones la invocan como signo protector.

Simia resplandece en blanco rojizo y simboliza el restablecimiento y los principios.

Kor, vista como símbolo de conflicto y agresividad, brilla en un rojo profundo.

Nandus es azul lechoso y se asocia con la sabiduría, la prudencia y el conocimiento, pero también se suele interpretar como advertencia.

Aves, que brilla débilmente con todos los colores, es el símbolo de la libertad despreocupada porque completa su frecuentemente zigzagueante senda por la bóveda del cielo más rápido que las otras estrellas errantes.

Marbo, que brilla en blanco pálido, se tiene por un símbolo de muerte, declive y finales, pero también de perfección.

Levthan, que brilla con tonos débiles de verde y es particularmente visible durante los equinoccios, parece estar rodeada de un anillo al que los astrónomos llaman Levshije. Los astrónomos le atribuyen excesos, abandono y rebelión salvaje, así como el fracaso y la perdición de los proyectos de negocios.

Hace menos de 20 años, los astrónomos descubrieron una nueva estrella errante según predijeron los poderosos magos Rohal y Borbarad llamada Xeledón, esta estrella casi negra gira en una trayectoria prácticamente impredecible por el cielo y representa la futilidad de todos los propósitos terrenales. Esta estrella normalmente invisible fue vista claramente, sin embargo, en numerosas ocasiones durante 1039 CB cuando comenzó la Caída de la Estrella, preocupando seriamente a astrónomos y Benditos.

Además del Círculo de Doce, otras incontables constelaciones atraviesan los cielos del norte y el sur. El cielo septentrional incluye el Sabueso, el Héroe, las Astas, el Dragón, Uthar y la Estrella del Emperador, que alcanza su cénit sobre Gareth.
La Estrella Élfica, el progreso de la cual es usado por los elfos para medir el tiempo, se mueve particularmente deprisa y muchas estrellas siguen su paso.

Los astrónomos descubrieron una nueva estrella, Rohal, hace menos de 20 años tras la Tercera Guerra de los Demonios,

El cielo meridional está dominado por la Barca, los Anillos, el Arpa (también conocida como el Pergamino), la Flecha (también llamada Daga), los Rubíes y el Cáliz. Esta región de los cielos también tiene a Satinav, sus dos compañeras Ymra y Fatas, y tras la tercera guerra de los demonios, cerca de Satinav también se descubrió la débil y rojiza estrella Borbarad.