Castillo Xyntillan, así denominado en su presentación original, ha coronado con éxito su campaña de crowdfunding para ser editado en nuestra lengua, gracias a la loable labor de mis amigos de Outremer Ediciones, así convertido en Castillo Xyntillan hoy. Me gustaría señalarles que, el mismo, es ejemplo palmario de un tipo de escenario casi convertido en un epónimo de la vieja escuela —ese estilo de juego hoy denostado y alabado casi en la misma proporción—, y por ende de las primeras versiones del juego que el reglamento de Aventuras en la Marca del Este —entre otros muchos retroclones— emula, me estoy refiriendo a los conocidos como funhouse dungeons.